- México está en el puesto 55 de 64 países evaluados en términos de competitividad (OCDE)
La competitividad laboral es esencial para cualquier empresa que aspire a destacar en el mercado actual y lograr el éxito a largo plazo. Ante esto, las organizaciones buscan reunir los mejores perfiles profesionales en sus equipos de trabajo. Una cultura organizacional sana se basa en valores compartidos, comportamientos consistentes y una visión unificada que debe promoverse desde el nivel directivo hasta cada uno de los colaboradores para impulsar con el ejemplo las conductas que deben seguirse para el logro de los objetivos y aumentar la productividad.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se encuentra actualmente en el puesto 55 de 64 países evaluados en términos de competitividad, con una calificación de 48.6 en una escala del 0 al 100. Estas cifras subrayan la necesidad de abordar la competitividad laboral de manera estratégica y ética.
La evolución del mercado laboral en los últimos años exige una mayor demanda de habilidades y capacidades específicas por parte de las empresas, según el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP). Las empresas ahora buscan no solo profesionales talentosos, sino también colaboradores altamente calificados que puedan mantenerse competitivos tanto a nivel nacional como internacional.
Uno de los principales obstáculos para la competitividad laboral en México, según el World Economic Forum, es la falta de habilidades y capacidades laborales. Aquí es donde entra en juego el concepto de «Modelo de Gestión por Competencias». Este enfoque estratégico se centra en alinear el talento humano de una empresa con sus objetivos y su cultura organizacional.
Para implementar un modelo de gestión por competencias de manera efectiva, se deben tener en cuenta varios aspectos clave:
1. Definir Competencias Claras: Establecer expectativas claras al definir las competencias necesarias para cada puesto. Esto garantiza que todos los miembros de la organización estén en la misma sintonía y contribuye al fortalecimiento de la cultura organizacional deseada.
2. Selección y Contratación: Utilizar un enfoque basado en competencias en los procesos de selección y contratación. Esto permite identificar a los candidatos que mejor se ajusten a la cultura y los valores de la empresa.
3. Desarrollo y Formación: Identificar las brechas existentes entre las competencias necesarias para un puesto y el nivel de habilidades y comportamientos de los colaboradores. Esto facilita la creación de programas de desarrollo y formación específicos para cerrar esas brechas y fomentar el crecimiento individual y organizacional.
4. Métricas de Desempeño Objetivas: Establecer métricas de desempeño objetivas y transparentes para evaluar el rendimiento de los colaboradores. Esto promueve una cultura de alto rendimiento orientada a resultados.
5. Comunicación Abierta y Retroalimentación: Fomentar la comunicación abierta y honesta entre los colaboradores y sus líderes para construir confianza y facilitar la retroalimentación basada en competencias.
Cuando una empresa logra alinear su estrategia de negocios con un modelo de gestión por competencias, se desencadenan numerosos beneficios. Esto incluye mejoras en el desempeño y la productividad, mayor competitividad, mejora en la calidad de los productos o servicios, un ambiente de trabajo más favorable y un sentido de pertenencia más fuerte.
Por otro lado, la falta de un modelo de competencias alineado puede llevar a riesgos como la falta de dirección, contratación inadecuada y evaluación subjetiva del desempeño.
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La competitividad laboral es un desafío que requiere una estrategia sólida y un compromiso constante con la mejora continua. Al emplear el modelo de gestión por competencias y aprovechar las soluciones tecnológicas adecuadas, las organizaciones pueden avanzar hacia un futuro laboral más próspero.